Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Samuel 19, 3-11

3 La victoria se trocó en duelo aquel día para todo el pueblo, porque
aquel día supo el pueblo que el rey estaba desolado por su hijo.

4 Y aquel día fue entrando el ejército a escondidas en la ciudad, como
cuando va a escondidas un ejército que huye avergonzado de la batalla.

5 El rey, tapado el rostro, decía con grandes gemidos: «¡Hijo mío,
Absalón; Absalón, hijo mío, hijo mío!»

6 Entró Joab en la casa, donde el rey, y le dijo: «Estás hoy cubriendo
de vergüenza el rostro de todos tus servidores, que han salvado hoy tu vida,
la vida de tus hijos y tus hijas, la vida de tus mujeres y la
vida de tus
concubinas,

7 porque amas a los que te aborrecen y aborreces a los que te aman;
hoy has demostrado que nada te importan tus jefes ni tus soldados; ahora
estoy comprendiendo que si Absalón viviera y todos nosotros hubiéramos
muerto hoy, te habría parecido bien.

8 Ahora, pues, levántate, sal y habla al corazón de tus servidores,
porque por Yahveh te juro que, si no sales, no quedará contigo esta noche ni
un hombre, y esto sería para ti mayor calamidad que cuantas vinieron sobre
ti desde tu juventud hasta hoy.»

9 Se levantó el rey y vino a sentarse a la puerta. Se avisó a
todo el
ejército: «El rey está sentado a la puerta», y todo el ejército se presentó ante
el rey. Israel había huido cada uno a su tienda.

10 Y todo el pueblo discutía en todas las tribus de Israel diciendo: «El
rey nos libró de nuestros enemigos y nos salvó de manos de los filisteos y
ahora ha tenido que huir del país, lejos de Absalón.

11 Pero Absalón, a quien ungimos por rey nuestro, ha muerto en la
batalla. Así pues, ¿por qué estáis sin hacer nada para traer al rey?»